Por: Nilsa Gulfo
Fotos. Armando Sánchez
La historia de cómo la escritora Miriam Heller llegó a las montañas de La Azulita está llena de muchos puntos de coincidencia. Ella está convencida de eso. Por ello lo cuenta como la mejor manera de demostrar que su destino la guiaría, tarde o temprano, a una de las zonas más exuberantes de Mérida.
De La Azulita no sabía mucho. Hasta hace más o menos cinco años cuando, estando alojada en un hotel de la ciudad de Mérida se interesó por una lámpara que, ubicada en una esquina, le guiñó el ojo. Era hermosa-dijo- tan hermosa que pregunté por la persona que las fabricaba. Como era de esperarse, esa persona vivía en La Azulita, pero no en cualquier parte. Vivía en la mítica montaña de San Luis, a veinte minutos del pueblo. Como si se tratará de un enamorado persiguiendo a su amada, se fue junto a su esposo, a buscar al autor de la obra.
Por esos días ellos se habían planteado alejarse del bullicio caraqueño. Ya sus hijos estaban todos casados y ellos gozaban de sus jubilaciones como profesores universitarios. Habían oído hablar de fincas en el Páramo, por El Valle y de otros los lados cercanos a la ciudad de Mérida, pero sin una decisión en la mano.
Sin pensarlo mucho llegaron al sitio donde se suponía estaría el artesano que elaboraba las piezas. No encontraron la lámpara, pero si un sitio que los encantó. Bosque Azul es su nombre y hoy lo muestran como un sitio donde sus profesiones como docentes, adquirieron un valor agregado.
Se instalaron allí, tras la cara de admiración de muchos familiares, quienes consideraban al sitio muy retirado de la ciudad. Pero así lo decidieron ellos y así se iba a hacer. Dos años después, ya están formalmente instalados y haciéndose parte de la comunidad de San Luis.
Alguien les dijo que en La Azulita está una chacra de la tierra. Están por creerlo, pues casualmente se han instalado por esa zona grupos muy cercanos a las cuestiones espirituales. El Monasterio de los Monjes Trapenses (ahora mudados para Chiguará), grupos de Reiki Crístico, los arecrisnas, budistas, entre otros. Aún cuando algunos de ellos no funcionan en un cien por ciento, de algún modo les ha interesado como sitio para el encuentro con la espiritualidad.
Pero el bosque azul de Miriam y Enrique tiene su encanto. Verdor por doquier, una hermosa y acogedora casa, un bosque floreado y un riachuelo que atraviesa la finca y que a su paso forma una natural laguna. Además de la casa principal tiene dos amplias cabañas y un salón de conferencias.
Dos propósitos
Miriam Heller Gómez junto a su esposo Enrique Navas decidieron comprar la finca e iniciaron, lo que ellos llaman vida campestre. Empezaron a ver los beneficios de vivir cerca de la naturaleza y sobre todo a interrelacionarse con sus vecinos. Ya son ampliamente conocidos y aseguran haber encontrado una mejor calidad de vida.
Estar en este lugar les permitió plantearse un trabajo desde estas altas montañas. Ambos eran profesores y Miriam venía de un amplia formación sobre nuevos paradigmas en la educación. Al mismo tiempo pertenecía a una fundación de propulsores del Programa para la Formación de Facilitadores y Coaches.
Entonces ¿Por qué no operar desde ese lejano lugar?. Fue entonces cuando le dieron forma a un proyecto llamado Centro para el Desarrollo Integral “Bosque Azul. A la vez hicieron todo lo que estaba a su alcance para seguir como instructores del Coaching, una nueva corriente que trabaja para que cada individuo se de cuenta de las capacidades y potencialidades que tiene.
Miriam Heller habla del centro con gran devoción. Lo describe como un espacio donde están las condiciones optimas para un crecimiento integral en el cual –asegura- cada experiencia de aprendizaje y cada vivencia propicia, de manera armónica, el desarrollo corporal, emocional, cognitivo y espiritual del ser humano. Las instalaciones están hechas para rendirle culto a este principio. Quienes tienen la oportunidad de disfrutarlas se encuentran con paredes de barro, pisos y escaleras de maderas y escalinatas elaboradas con troncos. Además las cabañas cuentan con chimeneas y con un notable confort.
Al igual que Miriam, Enrique Nava sabe describir el ambiente. Asegura sentirse como pez en el agua, pues siempre fue un verdadero admirador del campo. Hoy, además de sembrar, es el autor de la construcción y diseño de las cabañas, haciendo así gala de sus pocos semestres cursados en arquitectura.
Cuando describe al centro los describe como un sitio para brindar paz y armonía, necesario para quienes quieren alejarse del estrés citadino y desean darse la posibilidad de un encuentro auténtico consigo mismo y con el natural entorno. Además de las cabañas se cuenta con un hermoso salón de usos múltiples, equipado para conferencias, talleres, seminarios, retiros y otros eventos.
Hasta ahora empresas y corporaciones, así como grupos particulares, han sido los beneficiados de este paradisíaco lugar. A medida que pasa el tiempo, los interesados en disfrutar de este espacio han ido creciendo, de allí que los dueños de Bosque Azul le han colocado límites a los visitantes pues, como ellos mismos afirman, el centro no está concebido como posada turística, sino como un sitio donde las personas encuentren una paz espiritual y logren deshacerse del estrés.
El Coaching de por estos lados
El coaching, según los conocedores, es una poderosa herramienta de cambio con aplicación personal, laboral, profesional, empresarial, grupal, entre otros. Se define como un proceso mediante el cual el coach, entrenador u orientador, ayuda a una persona, empresa u organización a mejorar su desempeño para que alcance los resultados que desea. Este método fue creado por Thomas Leonard, un experto en tenis de la Universidad Harvard, quien desarrolló un importante trabajo en la década de los setenta en el que planteaba pautas para desbloquear mentalmente a los jugadores y ayudarles a desarrollar su máximo potencial. Luego de probarse en el campo deportivo, sus beneficios se extendieron a disciplinas como la empresarial y luego a la personal. Hoy en día se ha transformado en la corriente del nuevo milenio. Basa su filosofía en tres pilares fundamentales: la Inteligencia espiritual y emocional, el desarrollo del liderazgo y el aprendizaje continuo
Antes de instalarse en esta estancia, Miriam era parte de un grupo pionero en el Coaching en Venezuela. Dictaba talleres junto a un calificado grupo. Lo hacían en importantes empresas, donde asegura se obtenían resultado importantes en el cambio de conducta no sólo de los gerentes sino de los empleados. Ahora en Bosque Azul no sólo dicta los talleres, sino que ofrece los espacios para desarrollarlos. Para ella no hay otro sitio más idóneo para aplicar esta filosofía de vida. La escritora defiende la disciplina y la argumenta con sencillas palabras: “El coaching no es una actividad sin propósito, es una actividad con propósito, donde el otro se compromete a mejorar”
La Miriam educativa
Uno de los anhelos de Miriam Heller es seguir sirviendo desde aquí. No quiere quedarse con todo lo que ha aprendido durante toda su vida. Asegura que su misión en la vida es aprender y enseñar. Ahora tiene la oportunidad de hacerlo.
Muchos de los que conviven con Heller en las montañas de San Luis no saben la trayectoria de esta famosa escritora y psicopedagoga. Esta caraqueña fue ampliamente conocida en la década de los 90 por proponer en el sistema educativo venezolano enfoques didácticos centrados en el desarrollo cognoscitivo y socio-afectivos de los alumnos. Era la época en que se vendía en el país el desarrollo de la inteligencia, a través de un ministerio. De esa propuesta salió un libro titulado “El Arte de Enseñar con todo el Cerebro” del cual salieron varias ediciones. La propuesta no quedó en Venezuela, pues desde ese momento hasta la fecha, a esta educadora le siguen saliendo conferencias y charlas no sólo en el país sino fuera de el. Una segunda publicación reafirmó su compromiso con la educación al lanzar otra propuesta, esta vez relacionada con los procesos de lecto-escritura para hacerlos reflexivos y creativos.
La trayectoria profesional de esta docente incluye una licenciatura en letras en la UCV, una maestría en Planificación Curricular en Estados Unidos donde le permitió conocer sobre la naciente disciplina que hablaba del desarrollo de la inteligencia. Con ese basamento se le propuso, a su regreso, trabajar con un novedoso proyecto llamado Desarrollo de la Inteligencia, que no era otra cosa que aprender a pensar. Esto le dio pie para formarse en el área y acumular conocimientos sobre el tema. Conocimientos estos que hoy día la hacen una de las más conocedoras en el país del tema. Por ello está convencida que la inteligencia si es posible desarrollarla y estimularla, no importa si esa enseñanza viene de una montaña internada en un hermoso pueblo llamado La Azulita. Teléfonos de contacto 0274 6577583- 0416 6 060172- 0416 9 331703
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